domingo, 23 de enero de 2011

Cordial saludo a la esperanza.

Puede que no valga la pena que hoy salga el sol, y puede que no tenga ya valor.
Se partió el papel. La tinta se seco. Y los años le empolvaron. Por la vida se olvido. Más el cielo no miró.
Le debo respeto y comprensión, a la señora vida que mintió, con la más cruda verdad, a la que hoy llamamos realidad.
Óigame señor debe usted mirar, creo que no tengo corazón; ¿es usted médico?, mire, no suena, como si no fuera posible, y hoy que escribí tantos nombres y se los lance al viento, y creo que no le atine, nada me trajo de vuelta.

Sin comentarios.

Y Hola.