lunes, 26 de marzo de 2012

Para no olvidar

Dice el reflejo en el espejo, que es de madrugada y necesita descansar, que la música bien acompaña, y no debes recordar. Pero es imposible olvidarlo todo, tan atractivo y cautivador recuerdo, que devuelve la melancolía, prometiendo amaneceres soñadores, en silencio. Para despertar desde lo más profundo y oscuro, hacia un rojo cada vez más naranja y sobreexpuesto.

Sumergido en el letargo cálido, de caricias y besos que nunca existieron, y quizá no lo hagan. Porque solo son sueños, de ideales irreales, posibles solo en lo más puro de seres perdidos.

Pero bien sé, que guardo, dentro de lo prudente, la remota posibilidad, de que realmente exista. De encontrarla en la casualidad, dejando de dar pasos perdidos. De despertar en las mañanas y encontrar su mano apretando la mía, como no queriendo olvidar, como no queriendo perderse en la cama. Suavidad, ternura, caricias, besos, aromas, abrazos, sabores, colores, historias, calor durante el frio.

El momento suspendido en el tiempo que dura la eternidad, mi eternidad y la suya. Que pudiera ser una sola. De campos solitarios, brizas que les recorren y juegan con los frutos de los árboles, las abejas zumbando de flor en flor.
Las palabras que se repiten y cavan tan profundo, cobrando sentido de maneras imprudentes, dolorosas, y alentadoras.

Casi todo el tiempo, existo por lo que espero, me aburro y me desespero, me canso de esperar. Pero de vez en cuando recuerdo y recupero un poco lo que creo sensato, la prudencia, y la paciencia. Se pueden hacer las descripciones más increíbles y todas ellas harán parte de recuerdos, quizás, la mayoría de eventos impropios, anhelados pero lejanos. Sera fantasía el lugar que busco.

Yo ahora me siento y espero. Para no aburrirme y olvidar, de vez en cuando escribo.