miércoles, 17 de agosto de 2011

Cierra los ojos.

De nuevo imagina, multitud de sensaciones. Estás solo. Frío y llueve. Se condensan unas cuantas. No hay poder en las palabras, no en estas. Lo que queda, aun sin terminar. Por ahora vamos tan alto como el cuerpo lo permite. Tan lejos. Tantas letras desbaratadas, tan falsas que parecen. Después de todo, no tiene que tener sentido. Olvidaste soñar?
No hay nada ahora que produzca un dolor más hermoso que la música, tan dulce, tan punzante. Escuchar es un arte. Amar es una vida. Y la estoy perdiendo.
Si me ven en el piso, cuando pueda ser evidente; no hace falta mirar a los ojos, puedo ser un ente, dejarlo pasar. Necesito mi soledad. Pero también compartirla.
Cuando escribo, me doy cuenta que cada vez tiene menos sentido. Esto no le da nada a nadie. Parecen quejas, complejos, desdichas. Es lo mejor que puedo hacer hoy. Escribir triste, escribir cortado. Desanimado y cansado.
Quiero, puedo, debo. No sé que hacer. Tantas ideas, tan poco tiempo. Y todo junto, ni una sola cosa sale bien.
El valor artístico de cada palabra, es el valor de cada persona, lo que se lee soy yo, no quiero mentir, no puedo mentir. El sentido de mi sentido, no será, sino solo para mí; luego para quien lea, puede ser lo que quiera. Arte o basura, da igual. La vida está podrida en clasificaciones. Y me contradigo.
Hasta nunca jamás, el país de los sueños, parto de este día en esta noche, a un lugar algunas cuantas veces mejor. Mi nunca jamás.