martes, 8 de mayo de 2012

Dulce, aroma de recuerdo, vuelves, para decirme que me desvanezco.

Vienes a contarme historias, historias magnificas. Elegantes, a blanco y negro.

Yo no soy. No he amado, y ahora la crueldad en la sinceridad, que golpea repetidamente.

No veo los días prometedores, me encuentro cansado, habitando este mundo ageno.

Estoy ahora sentado, en un grito ahogado, de desesperación; solo sentado.

La necesito. Porque los sueños se me escapan, y temo que nunca vuelvan.

Terminare siendo una gárgola, en lo alto de una iglesia, viendo el caos crecer.

Seré objeto inerte, inmutable; o me olvidare en el tiempo y seré un cuerpo que no vive por razones fundamentales, netamente practico y autómata. A la espera de la noche y el abrazo de la nada.

2 comentarios:

  1. "El más grave problema lo llevo yo, que sin estar enamorado vivo como si lo estuviera, supliendo mi hidalguía lo que no puede dar mi ternura, con la convicción íntima de que mi idiosincrasia caballeresca me empujará hasta el sacrificio, por una dama que no es la mía, por un amor que no conozco. Fama de rendido galán gané en el ánimo de muchas mujeres, gracias a la costumbre de fingir, para que mi alma se sienta menos sola. Por todas partes fui buscando en qué distraer mi inconformidad, e iba de buena fe, anheloso de renovar mi vida y de rescatarme de la perversión; pero, dondequiera que puse mi esperanza hallé lamentable vacío, embellecida por la fantasía y repudiado por el desencanto. Y así, engañándome con mi propia verdad, logré conocer todas las pasiones y sufro su hastío, y prosigo desorientado, caricatureando el ideal para sugestionarme con el pensamiento de que estoy cercano a la redención. La quimera que persigo es humana y bien sé que de ella parten los caminos para el triunfo, para el bienestar y para el amor. Mas han pasado los días y se va marchitando mi juventud sin que mi ilusión reconozca su derrotero; y viviendo entre personas sencillas, no he encontrado la sencillez, ni entre los enamorados el amor, ni la fe entre los creyentes. Mi corazón es como una roca cubierta de musgo, donde nunca falta una lágrima. ¡Hoy me ha visto usted llorar, no por flaqueza de ánimo, que bastante rencor le tengo a la vida; lloré por mis aspiraciones engañadas, por mis ensueños desvanecidos, por lo que no fui, por lo que ya no seré jamás!"

    ResponderEliminar
  2. "Aunque digas que no...
    aunque digas que no, las hojas y los pájaros se verán en el aire,
    sin prejuicios, ni espejos que perturben sus alas.
    Las rosas y los sauces crecerán, y los pastos,
    navegarán las tardes, enhebrando rosarios,
    de gotitas y frases.
    Palabras y rocíos solitarios y amantes,
    como el trueno y la lluvia, y el arroyo y su cauce.

    Y aunque digas que no, yo seré tu constante,
    efímero y perpetuo corazón palpitante,
    lejano y apretado... atrevido y galante,
    el genio de la nada que cumple tus deseos, y se olvida de amarte,
    incoherente y exacto, el que transforma en niña tus sentidos más amplios,
    el que peca por darte el motivo y el llanto,
    y te muerde las lágrimas, arrogante y callado.

    Y aunque digas que no, más que nunca, te amo,
    rebelde la ternura de mis brazos cansados,
    día a día te elevo, sin que notes cuán alto.
    Lástima que no sepas por qué me duelen tanto,
    las culpas de estos años, lo antiguo de mi trato,
    pero no olvides nunca, que aunque no sepas cuánto,
    y aunque digas que no, más que nunca... te amo."

    ResponderEliminar